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miércoles, 11 de agosto de 2010
Él tenía un plan;
matarme lentamente.
haciendo que llegue a disfrutar cada sofocada.
Rompiendo venas.
Derramando aleluyas en el piso.
Él dominaba, y decir que siempre me creí autosuficiente.
Me ayudó a ganar orgullo y perder amor.
Me regaló temores y mucha agua.
Asquerosamente salada.
No hay forma de mantenerse calma.
El grito en la garganta
y juro que te rompería la cara de idiota que tenés tantas veces hasta que no te pueda reconocer.
Cariño, ¿qué está pasando?
No recuerdo tanta profundidad en tus abrazos.
Tan poca saliva en tus besos.
Tantos gritos.
Pero ¿porqué llorás?
Esto no es más que un juego.
y a jugar venimos.
No me llames cariño,
No me toques
No me hables
No me saludes
Por dios no te acerques
Es más lo que puede decir mi cara de odio que mil palabras dañinas.
Y ojalá sufras.
Ojalá sientas una y mil veces lo que provocas adrede.
Ojalá te quemes.
Ojalá me valla al infierno por desear tanto mal y por no saber perdonar.
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