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IT WAS A LIE WHEN THEY SMILED

AND SAID,

“YOU WON’T FEEL A THING”.





In this moment we can't close the lids on burning eyes. Our memories blanket us with friends we know like fallout vapors. Steel corpses stretch out towards an ending sun, scorched and black. It reaches in and tears your flesh apart, as ice cold hands rip into your heart... That's if you've still got one that's left inside that cave you call a chest.

And after seeing what we saw, can we still reclaim our innocence?
And if the world needs something better, let's give them one more reason now!





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jueves, 7 de octubre de 2010


Apocalipsis
Y si estamos todos locos, ¿quién nos cuida?       
Y si estamos todos enfermos, ¿quién nos sana?                                                                                  
Y si estamos todos tristes, ¿quién nos anima?                                                                                                 
Arriba y abajo, es todo lo mismo. Más de lo mismo. La gente no despierta.                   
Son estados mentales. Son huesos rotos. Son sentimientos. ¿En qué punto nos convertimos todos en una pegajosa masa?                                                                                                                                
Entonces, no quedan doctores, no quedan psicólogos, no quedan sonrisas. Que decadente y aburrido es estar acá. Tengo piernas, podría levantarme y correr. Correr hasta  ver desaparecer la nube gris detrás de mis zancadas. Este es el punto en el que empiezo a dudar.  No hay suficientes músculos despiertos y la ciudad derrocha oscuridad. Está prohibido encender luces. Las caras amarillas, las bocas fruncidas, las manías que nos agarramos no tienen perdón de Dios. Pero Dios se olvidó de este lugar hace tiempo. Es como en los cuentos infantiles en que Papá Noel no aparece en las casas pobres porque se olvida. Pura mierda. La verdad es que Papá Noel no existe y no hay dinero para comer, menos para hacer regalos. El sol se apagó el día en que la última persona hábil que quedaba se remojó los labios al compás de las cosas materiales. Las cosas carnales. No puedo evitar reírme. Estamos todos jodidos y no nos damos por aludidos. Pensando que este sería el final descubro que no es más que el comienzo. El comienzo del olor a podrido sobre esto que una vez fue verde, azul y blanco. Asqueados de utilizarnos y ponernos en la frontera del deseo. ¿Cuándo dejamos de lado lo espiritual para deleitarnos con el uso de los sentidos? ¿Cuándo nos convertimos en cosas indeseables? Esto no se trata de ninguna predicción. Quizá Dios huyó al ver en lo que sus hijos se convirtieron, y nos dio por acabados. Quizá le dimos miedo. Quizá es por eso que vagamos entre fuego y hacemos cenizas todo a nuestro paso. Quizá su partida generó toda esta discordia. Nos atormentan las ganas de gritar, pero ya no poseemos voces. Nos matan las ganas de llorar, pero ya no tenemos ojos.  
Oh, pero me arrepiento. Me arrepiento de haberme dejado corromper por cosas ajenas a mí. Me arrepiento del sufrimiento causado, del amor descartado, de la infelicidad, de apagar a los demás. Me arrepiento de haber tirado la vida por esta vivencia basada en creencias sadomasoquistas y la sangre, tan bien apelmazada en el cuerpo de todos. También me di cuenta que llegamos al punto en que no sirve la redención. No hay arrepentimiento valido. Estamos todos esperando a la luz que nunca va a llegar. Como los leprosos eran abandonados en cuevas para que no se esparciera la peste. Pero, ¿alguien va a leerme? ¿Alguien leerá y se conmoverá por las memorias de esta descascarada ciudad? ¿Alguien se conmoverá por mí? ¿De casualidad estábamos predestinados a fracasar? No pretendo creer que Dios nos hizo perfectos con la cualidad del libre albedrio tallada en nuestras caras. No pretendo creer que somos lo que somos porque nos lo permitimos. ¿Pero qué puedo pretender yo? Si soy otro más del montón, desviviéndome por sonreír. Matando por volver al agua que nunca más caerá de mis ojos. Infringiendo dolor solo para ver a los demás sentir. Entonces no hay más culpable que yo mismo. Con mi voluntad y mi palabra no necesité a ningún Santo para traer a esta tierra a sus propias rodillas y reír descaradamente mientras quemábamos todo. No merecemos perdón. No merecemos que alguien se conmueva. Ni siquiera merecemos la muerte. Repensando todo, prefiero no correr. Si de alguna forma sirve para remediar lo que troné irremediable, me quedaré aquí, hasta que el fuego que causamos me consuma y hasta que Algo me dé la oportunidad de decir lo siento.  



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¢rr.

¢rr.
gettarround,