sábado, 16 de octubre de 2010
Mi hermana me dijo: No es que falta fuerza de voluntad, ni perseverancia. Es solo que hay veces en que el cuerpo nos dice basta. El cuerpo es como una prenda, un vestido. De tantos lavados, o de tantas manchas invasoras que aparecen de improvisto, la tela se deteriora, se pone vieja. Así como el vestido, nuestro cuerpo es algo efímero. Algo que no perdura para toda la eternidad como el alma.
Hermana, entonces yo te digo: No sabes como me pesa el vestido.
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Hermana, entonces yo te digo: No sabes como me pesa el vestido.
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