Oh Dios mío, tengo el remedio para el amor. Golpeé el cristal y rompí los huesos dentro de mi puño, pero estoy bien.                                                                                                                                                                                                                                                                 

No te puedo cambiar. Nunca vas a cambiar. Nunca esperaría romper esto en el final.

Algo tan profundo, algo que no esperarías. Toma esta escritura como una imagen y úsala alrededor de tu cuello. El cielo se abre, que las flamas no te devoren. Lo que es mío es tuyo y lo tuyo es mío,  llévame lejos.

Escuchas los sonidos que se llevan a cabo. No hay simpatía por los muertos.  Se hincha y yo, nunca fui la misma. No hay simpatía por los muertos. Danzamos como los zombis danzan en el medio de la lluvia.

Vemos las piedras cayendo desde el cielo, en llamas. La luz segadora radiante de tus ojos, nuestro deseo. La vida ha muerto, pero todavía seguimos vivos y abajo, un mar de maldecidos reventando como una ola.

No puedo respirar. Despertar de esta pesadilla en la que estoy.  Sumergirme en un rio sagrado y que lave mis pecados. Mientras alcanzo la superficie, voy a respirar y a quemar mis ojos.

Así que toma las medicinas para calmar el dolor que tenemos. Y camina hasta el final, hasta que alcances la arena. Cien mil alas volando por el cielo a velocidades altas que no podemos captar con los ojos. Escuchas los sonidos de un tercero que los lleva a cabo. Sólo espera. Tu dudas.

Tengo el remedio a este beso venenoso. Golpeé el cristal y rompí los huesos de mi puño. Tu dudas.